2010/09/26

Los recortes de Fomento paran el TAV


Era una evidencia, que ya adelantó hace unos días DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA. Las obras de la alta velocidad vasca se encuentran actualmente paradas en algunos tramos por los recortes en el presupuesto del Ministerio de Fomento. "Las anualidades previstas para 2010 se han reducido en un 50% y hay constructores que no cobramos desde hace varios meses", señalan a este diario fuentes del sector. Trazados del TAV en Álava y Bizkaia, principalmente los primeros en ser adjudicados, mantienen los trabajos detenidos, según ratifican empresarios, vecinos y ayuntamientos. A pesar de que Fomento asegura que está cumpliendo con las anualidades previstas, los hechos no corroboran las declaraciones públicas y el tijeretazo económico está lastrando la Y vasca. Voces autorizadas del sector confirman a DNA que el frenazo es una realidad objetiva. "Las últimas certificaciones que hemos cobrado han sido en junio y el organismo titular de la obra, Adif, tampoco nos proporciona ningún certificado acreditando la deuda que tiene contraída con nosotros, por lo que nos es imposible ir a negociar un préstamo con ningún banco".

El enfriamiento es tan evidente que algunos túneles de la línea que va a unir Bilbao con Vitoria, cuya gestión recae sobre Madrid, han sido tapiados. "Si las UTE trabajaran no se tapiarían, pero como no hay dinero suficiente para seguir avanzando, la obra se detiene y se cierra con ladrillo por motivos de seguridad".

Las alarmas se encendieron el pasado mes de junio cuando las UTE y las contratas que tienen asignados los trabajos empezaron a percibir la demora en los pagos. Este problema de cobro les ha obligado a frenar o parar en seco el ritmo. "En verano teníamos que haber trabajado a tope y sin embargo se ha estado a medio gas. Ahora, en muchos tajos, la presencia es sólo residual y las empresas adaptan la obra al dinero del que disponen; es decir, ninguno", se asegura.

La ralentización que, sin embargo Adif no quiere admitir, ha conllevado ya reuniones al más alto nivel. El consejero de Transportes, Iñaki Arriola, ha mantenido conversaciones en las últimas semanas con cargos del Ministerio de Fomento y los constructores se han reunido para intercambiar inquietudes y acordar alguna postura conjunta. No obstante, las ataduras que mantienen con el mayor licitador de obra pública les ha impedido pronunciarse y corroborar públicamente el cerrojazo en las inversiones.

Y es que el administrador de infraestructuras ferroviarias, Adif, niega la mayor y esta semana manifestó a este diario que los trabajos avanzan al ritmo previsto. En este sentido se remitieron a las declaraciones realizadas este mismo mes por su presidente, Antonio González, confirmando que se mantiene "inalterable" el compromiso de que la línea de alta velocidad que pasa por Euskadi esté operativa para el año 2016. Esta explicación no casa con los hechos. Ninguno de los tramos ha finalizado cuando debían y ya hay varios que tenían que haber concluido hace meses y en los que aún se sigue trabajando.

Gerentes de obra revelan que los retrasos en los pagos han conllevado una reducción drástica del personal y una práctica paralización de las obras en algunos sectores. Al parecer, el Ministerio habría decidido posponer las cantidades consignadas para este ejercicio, una medida con consecuencias directas en el trazado que Adif ejecuta entre Bilbao y Vitoria. Y una paralización que ya es evidente en los citados tramos de Legutiano-Eskoriatza o en Bizkaia, a la altura de Iurreta, Durango o Arrigorriaga.

Pero la interrupción de los trabajos no sólo es contrastable en la propia obra. Los vecinos más cercanos al trazado de la Y, lo verifican día a día. Es el caso de José, del caserío Antxustegi, en Marin (Eskoriatza) a los pies de un viaducto de más de 400 metros. "Aquí está todo parado. El 80% del personal se ha marchado, la maquinaria se la han llevado en varios trailers... Han sacado los encofrados, los andamios y casi todo el material. A principios de año había doce camiones cada día entrando y saliendo y trabajaban cuatro excavadoras. Mira ahora, no hay nada, ni nadie", afirma en el epicentro de un solar devastado por obras a medio hacer.

Primeras alarmas El presidente de la patronal Ascobi, Manu Galíndez, también confirma que ha existido una deceleración de la obra a raíz de los recortes presupuestarios. "Había empresas que hacia mayo casi habían hecho el total del presupuesto que tenían para 2010 y que han estado permanentemente en conversaciones con Adif". El propio Jokin Bildarratz, presidente de la Asociación de Municipios Vascos (Eudel), aseguraba el pasado mes de mayo que "ya se habían paralizado inversiones del TAV y hay empresarios que no pueden seguir trabajando porque el Estado no tiene dinero para pagarles".

Sin embargo, la ralentización no ha hecho más que empeorar. Ya es historia cuando hace cuatro años se adjudicaban los primeros tramos de la plataforma de alta velocidad y se anunciaba a bombo y platillo la ejecución y los plazos de finalización de los trabajos. Porque gran parte de este primer tramo del TAV permanece en stand-by. Cuarenta y ocho meses después de las presentaciones oficiales, algunas de las obras han sufrido un parón incuestionable que las constructoras admiten sólo en petit-comité por temor a las represalias de Fomento y a no ser contratadas de nuevo.

Es el caso de trabajadores de alguna subcontrata ubicada en el parque industrial de Goiain, que han visto cómo muchos de sus compañeros han ido al paro. "El tajo está parado. Estaban trabajando ciento y pico trabajadores, y ahora quedan diez. Han retirado la maquinaria pesada y los túneles los han tapiado totalmente con ladrillos. Dicen que todo sigue igual pero nos están mintiendo a todos".
AQUI NO TRABAJA NADIE
Una estricta seguridad impide contrastar a pie de obra lo que es vox populi: las vías del TAV están en punto muerto porque Fomento ha cerrado el grifo. Para los vecinos, las declaraciones altisonantes de los políticos de Madrid contrastan con la cruda realidad. Un recorrido por los solares de la Y confirman el bloqueo.

José y Samuel son algunos de los que se topan a diario con obras en dique seco. "Aquí todo se ha parado. Ya no trabaja nadie. Hasta han retirado los andamios de los postes. Y eso que faltan tres por hacer. Estos pilares se han levantado a un ritmo de dos tramos por semana, pero ahora todo está ralentizado", dice José, del caserío Antxustegi, en Marín, un barrio de Eskoriatza asediado por zanjas. "También me dijeron hace varios meses que ya iban a lanzar el tablero del viaducto y mira cómo está", dice apuntando al vacío y a una columna de 50 metros que se encuentra cada mañana a diez metros de su casa.

"Hace unos meses veíamos más de 15 trabajadores currando, ahora no queda nadie. Esto no se va a solucionar en seis meses. A ver de dónde sacan el dinero", corrobora su vecino Samuel, quien añade que los responsables de las excavaciones les han confirmado que se iban a otro tramo del AVE en Valencia, donde "sí estaban pagando". Mientras tanto, allí, en un barrio de 22 caseríos y 55 coches censados, les han dejado un esqueleto de cemento y muchas hectáreas de tierra movida, que se aprestan a vallar para que no entre el ganado. "El túnel que arranca junto a la fábrica de tubos Condesa, también está a medio gas. Dicen que ahora se avanza cuatro veces menos que a principios de año. Yo creo que es así porque antes la Guardia Civil pasaba todos los días con dinamita y ahora sólo lo hace muy de vez en cuando", comenta José, en alusión al túnel de Induspe, de más de dos kilómetros de longitud y perteneciente al tramo Eskoriatza-Aramaio.

una obra enterrada El recorrido permite comprobar que, al margen de los carteles: Prohibido el paso a toda persona ajena a la obra, no hay mucho más. Los rótulos abundan, las garitas con vigilante de seguridad también, pero ¿y los trabajadores? El 50% de la nueva infraestructura ferroviaria discurre por túneles y pareciera que todo se enterrase allí dentro porque fuera no hay prácticamente actividad.

Los subterráneos encierran otros muchos secretos porque en Marín ha corrido también el rumor de que han llegado a tapiar con ladrillos los túneles de Mazmela (hace ahora un año se completaba el cale -apertura por los dos lados- de la galería) y que en algunos otros se han puesto verjas "porque las obras van a estar mucho, mucho tiempo paradas". Pero desde los montes aledaños, los muros no se ven. La seguridad es brutal y "los ladrillos se colocan a unos diez metros de la boca del túnel", nos confirman operarios de algunas contratas.

Pero a José lo que le quita ahora el sueño es la precaria estabilidad de la carretera, la GI-3343, que ha empezado a ceder como consecuencia de las excavaciones. "A mí lo que me preocupa es que la carretera se está hundiendo y si llueve mucho este invierno y la carretera vence, a mí se me puede caer el caserío". El temor es fundado. El baserri, totalmente renovado, se asienta junto a la carretera y a 15.000 metros cuadrados de terreno, ahora prácticamente destrozados.

El problema no es exclusivo de Marín. Muchos municipios alaveses y vizcainos, afectados por las obras, ven cómo los trabajos se eternizan. Concretamente en Durango, el tramo que discurre junto a las piscinas, lleva al menos tres meses detenido porque según las explicaciones oficiales, no querían afectar a los usuarios de la piscina en plena época estival. Una argumentación peregrina que esconde una paralización mucho más grave que se repite en los tramos de Iurreta o Arrigorriaga.Diario de Noticias de Alava

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